Soushi Tu fiel Sirviente

Con un destino decidido desde su nacimiento. Fruto de la desolación, el miedo y el abandono; Nacido en tierras abandonadas, carecientes de todo aquello que un humano debería  poseer para vivir con dignidad. Ambos padres, desterrados a la fuerza por los militares, ya que su pueblo natal fue destruido tras una pequeña invasión para acabar con los infectados que se escondían en tal.
El pueblo en ruinas, y una mujer embarazada junto a su esposo y una pequeña niña mal herida, una familia abandonada, sobrevivientes de una masacre sin un lugar a donde ir. Deambularon por tiempo en los distintos desiertos de los distritos más bajos.
Un militar ya anciano, encargado de encontrar a los sobrevivientes y aniquilarlos, logro ubicarlos. Este los siguió y acorralo hasta por fin darse a conocer sus intenciones… acabar con toda la familia. El padre, para proteger a “su familia”, aunque en verdad solo quería protegerse a sí mismo, ofreció a su hija de tan solo unos años de edad, como sirvienta para el anciano, literalmente estaba dando a su pequeña hija como esclava, con un amo que triplicaba su edad, todo a cambio de que los deje vivir. El anciano se negó a tenerla como sirvienta, después de todo no necesitaba más mocosos para criar, ya tenía a su hijo de unos cuantos años. Por eso, ambos hombres llegaron a un acuerdo, la niña crecería, y cuando llegase el momento indicado, debía ir a la fortaleza de la milicia para entregarse por completo como propiedad no de él, sino de su hijo. Y así fue como se pactó, cuando el anciano lo diga… la niña debía ir como sirvienta del su hijo.
No paso mucho tiempo para que la mujer dé a luz a un  niño fuerte y saludable, pero con los tóxicos de las guerras y las bombas de donde ellos habitaban, el pequeño creció con los peores ambientes, haciendo que su fuerza natural se desvanezca poco a poco en los primeros años de vida, volviéndolo un poco frágil y susceptible a las heridas, pero resistente en lo corporal y emocional.
Por desgracia para la familia, la hambruna y epidemias azotaron contra su buena suerte, y acabaron perdiendo a su hija mayor. La niña murió de una enfermedad que a causa de sus pocos recursos, fue fatal a corto tiempo. Ahora la familia tan solo contaba con ambos padres y un pequeño hijo de un par de años, el cual, por haber nacido en ese ambiente, era menos vulnerable a todas estas enfermedades mortales para ellos.
Ya sin la niña de la familia, el padre temió por el trato que tenía con el anciano militar, sin saber qué hacer, decidió entrenar a su hijo menor para que sea un buen sirviente. Este último, creció obligado a aprender las tareas de una mujer de servicio, jamás tuvo una vida normal, su infancia fue trabajo y más trabajo. Además, lo prepararon mentalmente para servir, y aquel desde niño le decían que cuando fuese más grande, iría a ver a un hombre el cual sería su amo, debería obedecerlo sin pretextos ni quejas algunas, la palabra de aquel hombre, seria ley… para eso nació, para servirle a ese hombre destinado, no servía para nada más que eso.
Con esta psicología constante, el pequeño creció creyendo en la palabra de sus padres, esperando con ansias el conocer a su Señor, su dueño, al cual serviría hasta la muerte. Pero como siempre… nada es tan simple como parece.

Al cumplir sus 13 años, entrando a su adolescencia, el junto a su familia estaban asentados en un pequeño pueblo, todos allí eran sobrevivientes e uno u otro sitio. Allí fue donde conoció a Eliza, una hermosa niña de su misma edad. Se puede decir que fue amor a primera vista, ambos se correspondieron en sus sentimientos y tuvieron una “historia de amor”, bueno, debido a su edad y su destino labrado por sus padres, este amor fue en secreto, por temor a que algo malo le ocurra a ella si alguien se enteraba de esto.
Los años pasaron y su amor creció más y más, eran amigos y amantes, se apoyaban en uno al otro sin nadie más en el medio, pero un día como cualquier otro, una carta llego a sus manos… la hora había llegado.  En la carta expresaba la fecha límite de cumplimiento para realizar aquel acuerdo pactado tantos años atrás, sin embargo, era con una niña que ahora sería mujer, no con un hombre.  El padre intentaría convencerlo de ser aceptado como era, un hombre, que podría hacer todo lo que una mujer puede, estaba entregando como sirviente a su hijo, eso le dolía mucho más que si lo hubiera hecho con su hija, pero no tenía otra opción.
Esa última noche en su pueblo,  se escapó de su casa para despedirse de su amada Eliza. Ambos se encontraron en un acantilado, querían despedirse ya que sabía que esa sería la última vez que se verían. Aquella noche el amor tan profundo y duradero de ambos se consumó, dejando rastros de amor y pasión, dándose el uno al otro su bien más preciado, su “pureza”,  entregándose el uno al otro para estar siempre conectados de algún modo más allá de la frontera, algo que jamás olvidarían. Al amanecer, con lágrimas en sus ojos, se despidieron con un beso, Eliza le entrego algo para que jamás se sienta solo, un pequeño colgante, un relicario que adentro contenía una foto de ambos cuando pequeños y un mechón de cabello rojo dentro de este… un mechón del cabello de Eliza, el cual ella misma corto y guardo allí. Ese es el único objeto de valor para él, podrían robarle todo, pero ese relicario colgado en su cuello lo mantendría oculto de todos, sería su secreto por toda la eternidad.
Esa misma mañana marcho a su destino, su nueva vida… el fin de sus días.